Meditando desde el sofá de casa, entre intermedio e intermedio de la película de turno, miré por la ventana y observé como brillaba el sol de primavera en Barcelona. Desde mi trono de comodidad y desidia contemplaba como poco a poco el cielo fué surcado por una pequeña nubecilla blanca e infantil, de norte a sur de la cristalera del balcón de casa. Entonces fue cuando me di cuenta. Esa nubecilla era mi vida, que ajena al reluciente sol que llenaba de vida la tierra, se dejaba empujar, inútil y complaciente, por donde el viento apeteciera.
Se acabó! Hora de desempolvar la Vieja Transalp y retomar el rumbo de mi vida hacia mis propios objetivos.
De un salto me enfundé mi traje motero rojo, bajé al aparcamiento, arranqué la moto y aceleré. La Vieja Transalp ya no es lo que era, su sonido ya no es redondo, burbujea, petardea y otros deas más. Su experiencia, su fiabilidad y su adaptación a mí ya no eran suficientes para poder acompañarme en mi nueva vida. Aunque si lo fué para llevarme al concesionario de motos donde se ganará su jubilación. Allí me presentó a la GS1200. Fué un flechazo. Su brillo negro, su potente motor, el susurro de su silenciador y su estética viajera me atraparon.
Había que racionalizar el deseo de kilómetros, rutas, viajes y salidas. Y para ello teníamos que marcar objetivos. Primero radio de acción. Barcelona centro de operaciones (claro vivo aquí, qué remedio). Autonomía: como mucho cuatro días y medio entre ida y vuelta (por ahora el trabajo tiene que financiar los viajes así que es inevitable), pero lo normal serán dos días y medio, nuestro bien querido fin de semana. Esto supone que el radio de acción máximo son 5.000 km ida y vuelta, aunque lo normal será no superar los 3.000 km. Por tanto: Península Ibérica, Europa occidental y central, y algo del Magreb. Perfecto, y siempre nos quedan las vacaciones de verano donde tienen que caer 15.000 km.
Bien, ya tenemos tema. Busquemos donde se concentra el sentimiento religioso. Es curioso que el carácter religioso en general se expresa mejor en compañía que en solitario, por eso todas las religiones celebran ritos en grupo y provocan concentraciones de fieles en recintos más o menos cerrados.
Los grandes edificios públicos que han sobrevivido a la historia del hombre son los edificios religiosos, que no sólo debían albergar a sus fieles, sino también impresionarlos, y proyectarles hacia los dioses en los que depositan su fe. Las catedrales cristianas y otros edificios monumentales religiosos son el punto en común de todas las culturas de mi radio de acción y ese iba a ser mi objetivo. Así nació La Ruta de las Catedrales.
Después vino la ruta europea de los minipaises donde GS1200 se comió 4.000 km en 4 días con inundaciones en el norte de Italia incluidas. Esa ruta fue nuestra licenciatura. Pero después vino la Ruta del Vino y todavía nos espara la Meseta y Portugal, la España Sur, y el gran reto Marruecos.
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario