lunes, 2 de abril de 2012

La Tumba de María Magdalena

Pensando en una ruta motera de una jornada desde Barcelona, recordé la atracción que me produjeron una vez los castillos cátaros del sur de Francia. Así que indagué en internet y observé que el País Cátaro donde se ubican se situaban alrededor de Carcasone, a unos 300 kms de distancia y en zona montañosa, perfecto para una excursión en moto. La decisión estaba tomada y empecé a diseñar la ruta:
Carcasone, Termes, Montsegur, Peypertuse, Queribus… la ruta se estaba perfilando, cuando de repente cruzó por el monitor del ordenador la referencia de Rennes le Chatreau. Por supuesto, me hizo recordar los buenos momentos que pasé con el Código Da Vinci y decidí incluirlo en la ruta.
Suelo buscar información de los puntos de visita de mis rutas moteras, por lo que decidí informarme  un poco sobre lo que iba a ver en Rennes. Fue entonces cuando cayó en mi pc un post del periodista Carlos Mesa (www.carlosmesa.com) titulado La tumba de María Magdalena.
En este post (http://www.carlosmesa.com/tumba-maria-magdalena/), Carlos identifica el punto exacto de lo que fue un sepulcro que supuestamente albergaba los restos de María Magdalena, y que  se representa en la pintura de Nicolas Poussin fechada entre 1638 y 1640, “Les bergers d’Arcadie”. Además Carlos incorpora una fotografía antigua en blanco y negro del sarcófago de piedra situado al pie de una formación rocosa característica que puede servir para identificar su posición.
Pues bien, con toda esta información incorporé un punto de visita en mi ruta motera que llamé la Tumba de María Magdalena.
El domingo 1 de abril de 2012, después de visitar las construcciones de Renne le Chatreau me dirigí hacia las coordenadas geográficas que Carlos Mesa identificaba en su post. Y allí encontré un precioso almendro en flor presidiendo un verde campo de labranza y al pie del árbol un pequeño manantial de agua cristalina (pero no potable). La verdad es que es un lugar precioso, ubicado en la ladera una montaña llena de pinos que finaliza en un riachuelo profundo y escarpado. En ese momento pensé: Es un buen sitio para enterrar a un ser amado.

Tras la inspección del lugar encontré los tiestos de flores que aparecen en la foto del post de Carlos Mesa. Eran los mismos pero secos y envejecidos. No aparentaba que se hubieran vuelto a utilizar desde que en 2010 Carlos hiciera las fotos de su post. Está claro que los vecinos del lugar ya no llevan flores ahí, pero la cadena que menciona Carlos sigue estando e impide el acceso de vehículos.
Entonces saqué de la maleta de la moto la foto antigua del sepulcro que había impreso, con la idea de hacer una foto de la zona desde el mismo ángulo que estaba hecha la foto en blanco y negro, y cual fue mi sorpresa cuando no pude encontrar la roca escarpada que se observa al fondo de la misma. Pero yo había visto esa roca cuando me acercaba en la moto por el camino, de hecho la había fotografiado desde la carretera donde presentaba un ángulo de visión muy similar al de la foto original. El problema es que entre el punto donde presuntamente se ubicaba el sarcófago y la roca se levanta una colina que impide la visión directa de la roca, por lo que concluí que esa no era la situación de la tumba en el momento de la fotografía en blanco y negro.



Tuve un momento de duda, todavía tenía que visitar los castillos cátaros y no tenía conocimiento de si existía camino de acceso al otro lado de la colina desde donde seguramente se había hecho la fotografía antigua, y ya eran las 12 del mediodía. Mientras hacía las fotos se acercó a mi un hombre de unos 30 años que paseaba dos perros, desde la pequeña aldea que se levanta colindante a los campos de labranza. Me preguntó sobre mi actividad allí y le respondí que era un turista español que buscaba el sepulcro de María Magdalena. Le enseñé la fotografía en blanco y negro y me comentó que no lo había visto nunca, pero me aseguró que la foto estaba desde el otro lado de la colina donde se puede ver esa roca. También me identificó que había un camino de cazadores que cruzaba la zona y por donde podía tomarlo.

Con esa información decidí invertir una hora de mi ruta en buscar el lugar de la foto esperando saber porqué Carlos Mesa no había identificado bien el lugar exacto del sepulcro.
Arranqué la moto y me dirigí hacia la entrada del camino. Aunque se trataba de un camino de escasa utilización presentaba un buen aspecto y es de fácil tránsito para mi GS1200, pero estaba lleno de unos rápidos y verdes lagartos que se cruzaban veloces al paso de la moto. Así que tras unos tres kilómetros de camino y pocos minutos estaba situado en el punto exacto desde donde se hizo la fotografía.
Pero algo había pasado allí. En esa zona el camino se ensanchaba y había un gran desmonte en la ladera de la montaña. Era un movimiento de tierras que se había hecho con maquinaría pesada: por lo menos había marcas de un gran martillo percutor para romper la roca y una pala excavadora grande para cargar la tierra en camiones. Era muy reciente porque la tierra descarnada no presentaba ningún tipo de vegetación. Pensé que ese movimiento de tierras se debía de haber producido hacía menos de un mes.
La vegetación de la zona era muy diferente a la de la fotografía. De hecho el arbolado actual tapa en gran parte la roca viva que se observa en la foto, pero el lugar era ese. La topografía del terreno era la misma y el ángulo de visión de la roca también. Este era el sitio que buscaba.
Por supuesto, el sarcófago debía de estar situado justo donde se había hecho el desmonte de terreno por lo que ya no quedaba ni sarcófago, ni su losa de cimentación, ni nada que hubiera estado a su alrededor en un radio de 20 metros.


Entonces me empezaron a invadir las dudas:
¿Por qué se hace un desmonte de esta envergadura en medio del monte? Por aquí no pasan líneas de alta tensión, ni se vislumbran obras de ampliación del camino de acceso, no hay densidad demográfica ni recursos naturales que justifiquen ese movimiento.
¿Es casualidad que ese desmonte se haya realizado justo antes de mi visita?
¿Por qué el vecino del lugar no me quiso identificar que conocía la historia del sepulcro y en cambio no tuvo reparos en indicarme el camino desde el que se había hecho la foto?
¿Si Carlos Mesa disponía de la fotografía en blanco y negro, por qué identificó la ubicación del sepulcro en un lugar que claramente no coincidía con la foto?
¿Qué sentido tenía poner una tumba en un lugar tan remoto y despoblado?
Cuando llegué a casa  consulté de nuevo el ordenador y pude comprobar que en las fotografías de satélite que aparecen en Google Maps (referencia 2011) el desmonte no se había realizado por lo que se trataba de una obra muy reciente.
Todo esto no sé si significa algo, o no son más que un cúmulo de casualidades, pero hay muchas incógnitas sin respuesta y la verdad es que me fui de allí pensando que alguien no quería que yo viera lo que estaba buscando.
Los lagartos verdes se despidieron de mí con sus rápidas carreras alrededor de la moto, y después disfruté con los castillos cátaros, siempre ubicados en las cimas de las rocas más altas, a la defensiva de los ataques de la Iglesia Apostólica de Roma.

martes, 6 de diciembre de 2011

Por qué La Ruta de las Catedrales

Meditando desde el sofá de casa, entre intermedio e intermedio de la película de turno, miré por la ventana y observé como brillaba el sol de primavera en Barcelona. Desde mi trono de comodidad y desidia contemplaba como poco a poco el cielo fué surcado por una pequeña nubecilla blanca e infantil, de norte a sur de la cristalera del balcón de casa. Entonces fue cuando me di cuenta. Esa nubecilla era mi vida, que ajena al reluciente sol que llenaba de vida la tierra, se dejaba empujar, inútil y complaciente, por donde el viento apeteciera.

Se acabó! Hora de desempolvar la Vieja Transalp y retomar el rumbo de mi vida hacia mis propios objetivos.


De un salto me enfundé mi traje motero rojo, bajé al aparcamiento, arranqué la moto y aceleré. La Vieja Transalp ya no es lo que era, su sonido ya no es redondo, burbujea, petardea y otros deas más. Su experiencia, su fiabilidad y su adaptación a mí ya no eran suficientes para poder acompañarme en mi nueva vida. Aunque si lo fué para llevarme al concesionario de motos donde se ganará su jubilación. Allí me presentó a la GS1200. Fué un flechazo. Su brillo negro, su potente motor, el susurro de su silenciador y su estética viajera me atraparon.

En pocos días estábamos la Vieja Transalp, la GS1200 y yo reunidos en el aparcamiento de casa. Mi nueva familia. Vale, y ahora qué?

Había que racionalizar el deseo de kilómetros, rutas, viajes y salidas. Y para ello teníamos que marcar objetivos. Primero radio de acción. Barcelona centro de operaciones (claro vivo aquí, qué remedio). Autonomía: como mucho cuatro días y medio entre ida y vuelta (por ahora el trabajo tiene que financiar los viajes así que es inevitable), pero lo normal serán dos días y medio, nuestro bien querido fin de semana. Esto supone que el radio de acción máximo son 5.000 km ida y vuelta, aunque lo normal será no superar los 3.000 km. Por tanto: Península Ibérica, Europa occidental y central, y algo del Magreb. Perfecto, y siempre nos quedan las vacaciones de verano donde tienen que caer 15.000 km.

Ahora tocaba pensar en cual es el punto en común que tienen todos estos espacios accesibles. Pues... todos están más o menos habitados, por tanto son las personas lo que es común a todos. Y qué es común a todas las personas: el sexo y la religión. El tema del sexo realmente era muy atractivo, sobre todo pensando en mi reciente separación y falta de pareja estable, pero después pensé que la publicación de los contenidos de los viajes podría verse mermada, así que me incliné por la religión.


Bien, ya tenemos tema. Busquemos donde se concentra el sentimiento religioso. Es curioso que el carácter religioso en general se expresa mejor en compañía que en solitario, por eso todas las religiones celebran ritos en grupo y provocan concentraciones de fieles en recintos más o menos cerrados.

Los grandes edificios públicos que han sobrevivido a la historia del hombre son los edificios religiosos, que no sólo debían albergar a sus fieles, sino también impresionarlos, y proyectarles hacia los dioses en los que depositan su fe. Las catedrales cristianas y otros edificios monumentales religiosos son el punto en común de todas las culturas de mi radio de acción y ese iba a ser mi objetivo. Así nació La Ruta de las Catedrales.

La GS1200, puber todavía, sin haber hecho el rodaje no veia el momento de comenzar las grandes rutas. Primero hicimos una prueba piloto en Barcelona, y después una prueba de fuego por la cornisa cantábrica. Exito absoluto, publicaba los videos y fotografías en Facebook y se llenaban de "me gusta" y comentarios de loa y ánimo. Especialmente valoro los de las personas que no me conocen, porque ellos no tienen más interes que puramente el de expresar sus sentimientos sin temor a herir una amistad.

Después vino la ruta europea de los minipaises donde GS1200 se comió 4.000 km en 4 días con inundaciones en el norte de Italia incluidas. Esa ruta fue nuestra licenciatura. Pero después vino la Ruta del Vino y todavía nos espara la Meseta y Portugal, la España Sur, y el gran reto Marruecos.

La nubecilla sigue pasando por el balcón, pero ahora la tv está apagada y el sofá está cogiendo polvo, y yo me voy a dar una vuelta con la moto.

Ciao.

viernes, 2 de diciembre de 2011

La cuesta de Santo Domingo


Me apetece comenzar mi experiencia bloggera contando la historia de mi foto actual del perfil.

La instantánea la tomé el pasado 12 de noviembre de 2011, alrededor de las 19:00 en la Cuesta de Santo Domingo de Pamplona. Mi intención original era sacarme una fotografía en un lugar lleno de buenas vibraciones. Un rincón donde mucha gente antes de jugarse la vida en el encierro, invoca a los espíritus y se arenga en el valor y la fuerza.


Después de dar una vuelta de reconocimiento de la zona con la moto, la situé a la entrda del aparcamiento que hay por debajo del nicho que alberga la mágica figura de San Fermín, donde la multitud canta enferborecida por los favores del santo. Era el lugar perfecto: la distancia al nicho permitía el encuadre de la moto entera y la inclinación del terreno daría un ángulo de visión diferente dejando en el fondo el muro de contención de mampostería y el habitáculo de la figura.

Así que paré el motor de la moto, situé la cámara, programé el disparador y me lancé hacia mi posición. Estaba a punto de conseguir uno de los objetivos que me había marcado y estaba feliz. Sonó el click del disparador de la cámara y relajé mi posición. Ya con calma me dirigí a la cámara y al comprobar el resultado de la fotografía observé que había captado también la imagen de una niña que miraba toda la escena. Levanté la mirada de la cámara y allí estaban sus dos grandes ojos incisivos y curiosos observando la película de lops hechos.

La foto era perfecta, no hacia falta hacer otra toma y todavía tenia pendientes otros objetivos para esa noche, asi que recogí la cámara y me dispuse a subir a la moto. De nuevo, los ojos de la niña rasgaban mi actividad y me hacían frenar. Esta vez, su mirada estaba acompañada de movimiento. Con pasos pequeños pero decididos se acercaba a mi. Su mirada era cada vez más penetrante, me sentía incapaz de ver otra cosa más allá de esos ojos. Sin apartar la mirada subí a la moto pero no la arranqué, tenía a la niña a menos de dos metros.

Me es imposible saber cuanto tiempo pasamos mirándonos inmóviles pero tengo la sensación de que no fue poco. Pero al final el hechizo se rompió, "Señor!" dijo con voz infantil pero firme. Y mientras la realidad aparecía de nuevo a mi alrededor continuó "¿Puedo pasar?". "Claro" le dije "Pasa sin miedo". De nuevo sus pasitos, pero esta vez su mirada estaba dirigida al suelo ya que la posición de la moto dificultaba su paso.

Mi retrovisor me mostraba como la niña se alejaba poco a poco, aunque de vez en cuando volvía a dirigr su mirada hacia mi durante algunos segundos. No me moví hasta que la niña desapareció de la nitidez del retro, y aún después seguí unos minutos más encima de la moto parada, reflexionando sobre la experiencia que acababa de pasar. Todavía no tengo claro lo ocurrido, y posiblemente nunca lo sabre a ciencia cierta. Aunque quiero culpar de la experiencia a las 10 horas que llevaba de ruta y al cansancio que había acumulado, hay preguntas no resueltas:

¿Qué hacía una niña que no superaba los 6 años sola a esas horas de la noche?
¿Por qué pasó eso en un lugar con gran carga emocional?
Y lo más extraño ¿Por qué tengo la sensación de que me ha pasado algo importante?

Tengo la impresión de que esa niña es una persona especial, alguien que en el futuro hará cosas relevantes. Pero por ahora sólo me queda el recuerdo de sus ojos penetrantes que espero algún día volveré a ver.



Un abrazo desde Iruña.